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El localismo en la cuerda floja

La crisis del periodismo impreso alcanza todos los ámbitos. El más perjudicado, como no podía ser de otra manera, es el local. Pequeñas publicaciones de contenido regional luchan por sobrevivir en un globalizado mundo de empresarios tiburones de grandes empresas editoriales. Con unos beneficios en muchas ocasiones inexistentes, y ante la pasividad de sus propios lugareños, muchos medios se ven abocados al cierre debido a la insolvencia de sus cuentas.

Un oasis en este desierto de crisis es el Register-Star, de la pequeña ciudad de Hudson. Con apenas un puñado de reporteros y la colaboración ocasional de periodistas freelance, esta publicación se resiste a morir con una filosofía marcada: no permitir que un periódico de tirada nacional dé más informaciones locales que ellos, lo cual no sería extraño teniendo en consideración las posibilidades de uno y otro. Con esto y una política de mínimos costes estudiada centavo a centavo puede incluso permitirse el lujo de crecer, algo al alcance de unos pocos afortunados en estos tiempos.

El diario ABC publicó una serie de recetas para la supervivencia del periodismo. Además de la adaptación a las nuevas tecnologías, tema recurrente en los últimos años, se señalaba como clave la adecuada cobertura de la información local. A la gente le gusta saber lo que pasa en sus propias ciudades y pueblos. Era una de las siete recetas que se ofrecían para salvar a los periódicos. De nada sirve saber que hay un atentado en Bagdad o un tsunami en Indonesia si no nos enteramos de lo que ocurre en nuestra propia localidad.

Guillermo Llopis González.

Y es que se lleva en la sangre

Y es que se llevan en la sangre

No siempre lo grande es lo mejor y no tiene porque ser lo bueno lo que abunda. Es el caso de dos pequeños periódicos locales de Hudson y Catskill, tras el recorte de costes, su frecuencia de publicación es menor y la plantilla total se reduce a ocho personas, pero aun así entre los dos realizan una tirada de diez mil ejemplares, y es que el esfuerzo y las ganas de informar se llevan en la sangre.

Ese es un gran ejemplo de cómo un diario local sobrevive en un mundo de grandes tiradas. Y es que siendo francos, a todos nos interesa saber que es lo que ocurre en nuestra ciudad. Desde los altercados más importantes, pasando por la lista de ventas de las propiedades locales, hasta llegar a los concursos de gastronomía, todo desemboca en el mismo río, el de la información. Mientras que los periódicos de gran difusión cubren las noticias sin problemas, los de menor como los locales, se apoyan en el periodismo ciudadano. Y es que no resulta tan fácil cubrir tu ciudad cuando no hay fondos y priman los recortes. Como dicen Johnson y Coleman “sin ganancias no hay misión”. ¿La solución? Confiar  en los beneficios, ya que “aceptar el apoyo del gobierno es una idea aterradora”.

Celia Ruiz

Maneras de sobrevivir

Como para todos, el tiempo pasa y no espera a nadie. Las nuevas tecnologías poco a poco están desplazando a las técnicas tradicionales.  En pleno siglo XXI, las pequeñas redacciones locales tienen que hacer frente a  empresas y multinacionales. Ya sea por comodidad, por velocidad o por motivos económicos,  la prensa escrita está perdiendo adeptos, en beneficio de la prensa digital. Y es ahora más que nunca, cuando necesitamos del periodismo ciudadano para que no desaparezcan.

El mejor ejemplo de periodismo ciudadano de calidad, lo encontramos en  la pequeña ciudad de Hudson, Nueva York. Allí  un  periódico de tirada local llamado Register-Star. Sobrevive a las embestidas provocadas por la prensa digital. La técnica para durar 224 años es sencilla, colaboración ciudadana para evitar su extinción. La redacción está compuesta por cuatro redactores,  otros tres  de deportes y un fotógrafo. Consiguiendo llegar a cerca de 10.000 ciudadanos de su zona.

Daniel Ask periodista Del The Wall Street Journal afirma en su artículo Write Local: How small newspapers are surviving que los diarios de tirada local son más importantes de lo que muchos puedan creer. Por otra parte  presenta diversas  soluciones para evitar su extinción. En este artículo el periodista  toma de referencia algunos periódicos  de su zona para descubrirnos cómo sobreviven en una selva  donde muchos periódicos de este tipo han caído, o bien por falta de anunciantes motivados por la crisis, o bien a manos de un gigante llamado prensa digital.

Fco. Javier Peris

¿Qué pasa aquí?

PR1201010/PEDRO ORTUÑO

El cuantiosísimo caudal de información que ofrece el -interconectado y liberado de fronteras tecnológicas- mundo de hoy, ha derivado en una mayor demanda del consumidor.

Podemos seguir una manifestación al minuto en Montevideo, conocer las impresiones de la nueva presidenta de Bangladesh en la lengua que se desee e, incluso, manejar datos del PIB de Eslovaquia. Periodismo de calidad al instante. También las altas cuestiones nacionales se abordan con esmero en nuestro nutrido panorama de medios. Pero, ¿qué pasa aquí?

La Publicidad amamanta al Periodismo. Y lo local está orillado. No hay inversión. Lo que convierte a la fórmula actual en insuficiente. No satisface. Como cuenta Daniel Akst en su artículo ‘Cómo sobreviven los pequeños periódicos’, las ediciones regionales de los diarios están colmadas de noticias de agencias. La mayoría de veces, lo único concreto que podemos encontrar son publicaciones gratuitas de irregular periodicidad apadrinadas por el Gobierno local (por lo que no pasan de meros boletines partidistas con forma). Harold Jonhson, presidente de la Johnson Newspaper Co. de Nueva York, lo resume en una frase: que un periódico acepte el apoyo del gobierno «es una idea aterradora».

Con todo, la realidad es que lo local desata interés. La gente quiere conocer qué acontece en su ciudad, en su pueblo, en su barrio. Y, como es lógico, conocerlo bien. Algunos ubican la solución en el Periodismo Ciudadano. Un recurso útil pero peligroso a la vez. Como pro, la cantidad. Multitud de reporteros actuando en cientos de lugares. Como contra, la calidad.

Cantidad y calidad, un binomio a cuya meta no logra llegar el Periodismo local.

La era de la información digital

PR1201010/GRUPO 29

El futuro del periodismo parece estar online. Cada vez más, los diarios convencionales destinan una mayor parte de sus presupuestos a mejorar sus servicios en la red. Las nuevas tecnologías aceleran el proceso de información, donde cobran especial relevancia las aportaciones ciudadanas. Colaboraciones constantes: lo que ocurre cuando ocurre.

El auge de las ediciones online responde a la necesidad derivada del cambio social, que exige información instantánea, directa y de fácil acceso. Así como el menor coste que implica crear una edición en Internet, por el ahorro en papel, distribución, imprenta, etc. A propósito, Rosental C. Alves, catedrático de periodismo digital en la Universidad de Texas, advierte que “el futuro de un periódico depende de la velocidad a la que se adapte al mundo online”.  La desaparición de los medios tradicionales en formato papel no implica necesariamente la desaparición del periodismo. La constante evolución a la que está sometido el periodismo hace que se reinvente.

La publicidad, el eje real sobre el que gira el mundo del periodismo, escoge adaptarse: los anunciantes ven el futuro en los sitios Web.

Los consumidores de información han descubierto una retroalimentación con el medio, la posibilidad de comunicarse con los periodistas y que éstos puedan responderles a mensajes o comentarios. Expresar la opinión propia nunca fue una opción en un periódico entendido como concepto clásico. Sobre ello versa  “El futuro del periodismo”, una videogalería de El País donde, en seis vídeos, algunos de los gurús de la comunicación actual y gente influyente en la información por Internet ofrecen su visión sobre el futuro del periodismo y la adaptación a los formatos digitales.

Nuevas necesidades, nuevos formatos
Las exigencias de la sociedad actual, consumidora compulsiva de información, requieren la creación de unos soportes a la altura de sus expectativas. Twitter, red social por excelencia, ha conseguido “dotar de inteligencia humana” los métodos de búsqueda implantados por Google. Así lo cree Alan Rusbridger, director de The Guardian. Afirma que Twitter, utilizado con fines periodísticos, y desde dispositivos como el iPad, pueden suponer una revolución en Internet. En ese sentido, la opinión de otra de las voces autorizadas en el mundo de la comunicación es diametralmente opuesta: Jeff Jarvis, reconocido bloguero y profesor de periodismo, asegura en su aparición que vivimos rodeados de aparatos tecnológicos innecesarios. La velocidad de la información es creciente pero una excesiva acumulación de tecnología no siempre ayuda. En ocasiones crea dependencia, una obsesión desmesurada por estar permanentemente en contacto con los medios y las redes sociales.

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La revolución Huffington
Un medio independiente ha irrumpido en el mundo de la información online. The Huffington Post es un sitio web de información que combina las cualidades y formación de periodistas profesionales con las aportaciones de ciudadanos anónimos. En poco tiempo ha pasado a ser la segunda web de información más visitada, sólo por detrás del mítico New York Times. Para darle a los consumidores lo que quieren, los propios consumidores deben ser en ocasiones productores de información. La creación de Arianna Huffington ha encontrado el término medio en que confluyen los intereses reales del público y la información contrastada revisada por periodistas. Es un periodismo callejero, que engancha a la gente, historias en las que se ven reflejados y de las que saben que pueden participar.