Archivo de la categoría: Ética periodística

Una tele poco cuidada

PR10160211/PEDRO ORTUÑO

¿Todo vale para captar audiencia? Al parecer -y por desgracia-, en España, sí. O por lo menos casi todo.

La pestilente e incipiente ‘telebasura’, poco a poco se va convirtiendo en nuestra bandera televisiva. Programas basados en difamar, ultrajar y denigrar a seres humanos con una única finalidad lucrativa.

La BBC (British Broadcasting Corporation), la cadena de televisión pública de Reino Unido, es un ejemplo de compromiso social y buen periodismo audiovisual -reconozcamos, al menos, que por la Gran Bretaña, en lo que a prensa escrita se refiere, se voltea la situación-.

Por aquellos lares también hay programas de todos los colores. Pero es en los informativos donde nos golean. Veracidad, imparcialidad y un respeto por la intimidad y los menores envidiables. El mismo afán mencionado arriba por acumular espectadores ha llevado a la televisión española a cocinar un mejunje que combina una pizca de info con demasiado entretenimiento. Infoentretenimiento le llaman. Encima, nos quitan lo poco bueno que nos quedaba.

Las consecuencias van más allá del simple hartazgo tras un rato de zapping. Hoy mismo me he encontrado con mi profesor de Geografía del instituto. Nos hemos juntado en una cola que nos ha obligado a entablar conversación: «¡Ah, Periodismo!», «¿Pero aquí o en Murcia?». Después le he preguntado si seguía donde siempre y cómo andaban las cosas: «Aún queda algo de talento, pero cada vez me entregan más exámenes en blanco, yo no sé a qué aspiran, pensarán en Gran Hermano». Qué duro.

Fe de errores, Albert Montagut

PR9140111/Fco.Javier Peris

Fe de errores es un libro de periodistas. En él el autor pega un repaso a su vida como informador, explicando sus primeras vivencias como articulista en una época delicada como fue la transición, su estancia en El Periódico de Cataluña, la corresponsalía en Estados Unidos para El País, su dirección en El Mundo de edición catalana y su actual trabajo como director del periódico gratuito ADN.

A lo largo del libro el autor repasa sus vivencias  en el mundo del periodismo, explicando sus primeras expectativas, su toma de contacto con la profesión, sus primeros intentos para averiguar qué es la información y posteriormente  su asentamiento en el medio informador y los diferentes problemas y entresijos  que se le han ido apareciendo.
Con el fin de aprender de los propios errores cometidos, Montagut deja patente la necesidad de ser abiertos, con una mentalidad sin fronteras, tener curiosidad por el mundo que nos rodea y ser curioso.

Fe de errores: una historia de periodistas

PR9140111/PEDRO ORTUÑO
FICHA TÉCNICA

Título: Fe de Errores. Una historia de periodistas

Autor: Albert Montagut

Editorial: Temas de hoy

Colección: Artículo 20

Edición: Barcelona, 2009

Extensión: 478 páginas

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Aparentemente, una reflexión sobre el panorama periodístico de hoy y de ayer, entremezclada con una autobiografía de un profesional del periodismo. Pero Fe de errores es más que eso. Se trata de historia escrita por y para la vocación periodística: desde la del autor, Albert Montagut, aprovechada y radiante; hacia la de los futuros informadores, con el fin de que no se apague.

A modo de narración cronológica, el catalán Albert Montagut cuenta sus vivencias en una profesión tan denigrada como apasionante. Desde sus inicios como articulista en plena transición democrática; su paso por la redacción de El Periódico de Cataluña, entre otras; la corresponsalía en Estados Unidos para El País; hasta la dirección de la edición catalana de El Mundo y su actual cometido como director del diario gratuito ADN.

Sin vacilaciones y conocedor de la situación de la profesión en primera persona desde hace treinta años, Montagut comparte con el lector las luces y las sombras de su andadura por ella con el deseo evidente de servir de guía e instruir a las próximas hornadas.

En definitiva, una historia de periodistas para periodistas.

El esencial ‘fact-checking’

PR7171210/PEDRO ORTUÑO

Una de las premisas básicas del Periodismo es, sin duda, la utilización de fuentes para dar veracidad a las historias que se cuentan. Sin ellas no hay Periodismo. O por lo menos hasta que se descubre, porque sin una labor interna de contraste por parte del medio –fact-checking-, cualquier juntaletras mediano puede atribuirse una brillante obra periodística cuando el trabajo de campo no ha ido más allá del escritorio del despacho de su casa.

Stephen Glass es un claro ejemplo. El joven reportero de la prestigiosa revista The New Republic aprovechó la ausencia de verificación de datos en su medio para inventarse total o parcialmente 27 de los 41 artículos que firmó durante su estancia en la publicación. Glass se las ingeniaba para crear una realidad inexistente pero creíble.

Fue Adam L. Penenberg, un redactor de Forbes, una de las revistas económicas y financieras más influyentes en EE.UU., quien, en una magnífica faena periodística tras sospechar del artículo Hack Heaven -escrito por Glass-, descubrió al infractor. Acusado de quebrantar las principales reglas de la profesión y de pasar por alto la ética periodística, Glass fue despedido.

El chico tenía talento, enganchaba como nadie, pero era un literato. Con el tiempo, el amoral Stephen Glass publicó ‘El Fabulador’, una novela en la que relataba su caso.

Jack Kelly, Jayson Blair, Janet Cooke –premiada incluso con un Pulitzer que posteriormente devolvería– y el mencionado Stephen Glass son muestras evidentes de la importancia del fact-checking y de lo cerca que quedan a veces Periodismo y Literatura.